En primavera te fuiste.
En primavera lloré.
Quizás, una primavera,
nos junte, padre, otra vez.
Recuerdo siempre los días
de mi lejana niñez,
y otra vez tu voz me dice
cosas que nunca olvidé.
Me hubiera gustado, padre,
en ese instante yo estar;
te fuiste sin despedirte
y eso me hace sentir mal.
Tu mano sobre mi mano
a veces creo tener;
es que tu carne y tu sangre
están en todo mi ser.
¡Padre…! si ves algún día
un alma junto a tus pies,
soy yo que estoy a tu lado
¡por favor…! abrázame.
En primavera te fuiste.
En primavera lloré.
Quizás, una primavera,
nos junte, padre, otra vez.
domingo, 26 de octubre de 2008
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